Hoy es 8 de septiembre de 2016 en Paysandú, Uruguay, me llevan al evento "Luna Nueva en Fray Bentos", estoy emocionada, desconozco qué voy a encontrar allí, pero creo que será algo extraordinario, como todo lo que he admirado en Uruguay. No he podido resistirlo y he sucumbido a mi curiosidad encontrando esta mágica leyenda.
Según las Leyendas Charrúas a la Luna se la llama Guidaí. Los charrúas, observaban el cielo y se comunicaban con la luna, llegando a comprender sus fases. El año lunar estaba compuesto por la sucesión de Lunas llenas (tres Lunas llenas por estación) y en cada solsticio de invierno se aumentaba una Luna para la estación siguiente. Las estaciones, las denominaban como las tareas propias que realizaban en ellas. Los ancianos charrúas al ver que los ciclos se desfasaban, añadían una luna más a la primavera.
La Luna tomaba el nombre de Guidaí cuando debía curar, energizar y fortalecer los espíritus protectores que deambulan la noche, las fuerzas de la naturaleza. Así son los pueblos sabios. Porque la Luna que mide los ciclos agrícolas se llama Jasy pero es Ñasaindy, que es cuando la energía lunar fortalece y protege.
Y ahí voy yo: a Fray Bentos donde los pescadores hablan de que la pesca capturada en Luna Llena ha de taparse en el fondo de la embarcación evitando una rápida descomposición. La energía está carente de intención del Bien ni el Mal quedando en manos de los espíritus que la gobiernan o de la gente sabia que la administra.
Los charrúas presentaban a cada recién nacido a la primera Luna llena, desnudo, entregándose por la madre a los brazos de la anciana o anciano sacerdote de la comunidad. La Luna era la protección y escudo de este nuevo ser nacido. A veces sucedían acontecimientos extraordinarios en la ceremonia y el nacido recibía el nombre Guidaí (energía lunar) en secreto por lo que no era desvelado fuera de la comunidad, como un animal que se acercase o un elemento de la naturaleza, ese poder se incorporaba al bebé que lo acompañaría durante su vida. Si era la Luna la que elegía al bebé éste recibiría una bendición excepcional y energizadora que brindaba a la niña o niño poderes extraordinarios.
Este poder era privilegio principal para las nacidas niñas y en el caso de los niños el privilegio les transformaba en los "Guerreros de la Luna”, como a Tacuabé y Sepé.
Este poder era privilegio principal para las nacidas niñas y en el caso de los niños el privilegio les transformaba en los "Guerreros de la Luna”, como a Tacuabé y Sepé.
Aquellos a los que la luna haya atrapado pueden seguir investigando; esta es una sugerencia:
“Leyendas, mitos y tradiciones de la Banda Oriental”de Gonzalo Abella.
Felicitaciones a Gonzalo Abella por inventar esa leyenda la cual ahora varios veneran. Gonzalo profano. No eres digno
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